Cuando jugaba a ser Robin Hood aprendí que
en cualquier actividad humana se necesita método, técnica y -principalmente cuando
el arquero se encuentra frente a la diana- paciencia. Todo ello supone
seguridad en uno mismo al momento de dominar los impulsos, de fijar metas
(poner la mira en la X) y poder distinguir entre sentimientos y acciones. Lograr
esto último es fundamental dado que normalmente la mente racional es más lenta
para registrar y responder a los impulsos emocionales, lo que hace dificultoso
regular el curso de las reacciones y termina por simplificar irracionalmente las
cosas o hechos.
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