Eduardo González Peña

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Argentina
"El que cree haber entendido cualquier cosa sobre mí, se ha formado de mí una idea que responde a su imagen" Nietzsche.

jueves, 4 de junio de 2020

Pratto: destino, la diosa razón y la Cruz del Sur

Desde que la ciencia tomó noción de cómo afecta causalmente el azar a su pretensión ingenua de exactitud y de verdad, se nos llenó el rancho de terraplanistas, antivacunas, neoliberales, fachos de todo tipo y progres que quieren volver a la pachamama. Sin embargo, todavía hay una pequeña aldea que resiste ahora y siempre al filisteo posmoderno: la diosa razón. Todo lo que sigue no reniega de ella, sino que reafirma que es la diosa razón la que orienta nuestra atención y conjuga nuestros sentidos de forma pluridireccional al momento de reconocer que toda forma de simbolizar el conocimiento es válida mientras sea una resistencia a la introspección y las prenociones que aprisionan el conocimiento.
Hoy es el cumpleaños número 32 de Lucas Pratto. Cualquiera que le interese el fútbol sabe que él hizo 2 goles (uno sacando del medio) y fue partícipe necesario en el segundo gol de la ida en la final más importante de la historia.
Pero, retrocedamos al inicio del 2018. Llegó a River previo pago de la transferencia que nominalmente es la más alta de la historia. Digo nominalmente porque para compararlo con la transferencia de, por ejemplo, Bernabé Ferreyra hay que llevarlo a dólares constantes. Tarea para el hogar.
Volviendo a la transferencia de Pratto, a mí me hacía ruido pagar una cifra tan alta por un jugador que no presentaba en su trayectoria una justificación para pagar tal cifra. Parecía ser una burbuja de las miles que las transferencias de futbolistas tienen. Mucho más porque era claro el desastre económico que Cambiemos estaba armando. Es decir, el tiempo me dio la razón sobre el ciclo de endeudamiento externo tenía fecha de muerte y que ello iba empujar la devaluación de la moneda nacional, acelerar la inflación, aumentar el decrecimiento del PBI y así ir por mayores ajustes que aumentarían el ciclo regresivo.
River no es una isla, River es una cara de la Argentina (la otra son ellos). A los errores internos de la administración de River y las restricciones estructurales del fútbol argentino, la razón indicaba sumar el tsunami económico nacional que podía observar cualquiera que no tuviera espíritu de avestruz del cambiemita promedio.
A ello sumo que Pratto no se adaptaba al mandato histórico de lo que un 9 de River debe ser. Es sabido para cualquiera que no tenga un balde en la cabeza que, en una tierra de grandes jugadores, River puede mostrar orgulloso tener la mejor lista de jugadores en lo que refiere a la cantidad y calidad de cracks. Tanto comprados como de divisiones inferiores. Definitivamente no es algo opinable, es un hecho fáctico. Puede sonar soberbio, pero la soberbia es no conocer la realidad de las virtudes propias y ajenas. Entre ellos cracks se destacan nuestros 10 (Alonso, Labruna, Onega, Morresi, Ortega, Gallardo, Aimar, D´Alessandro, Lamela, Lanzini, Pisculichi o el Pity Martínez) y aquellos que no utilizaron la 10 porque había otros monstruos que vestían ése número mágico (Moreno o Sívori). Pero la camiseta número 9 también muestra como nadie el estilo River: Pedernera, Distéfano, Walter Gómez, el otro Onega, Luque, Kempes, Ramón Díaz, Francescoli, Jorge y Rubén Da Silva, Crespo, Cruz, Salas, Ángel, Saviola, Cavenaghi, Higuaín, Falcao, Trezeguet, Teo Gutiérrez, Alario o Scocco. ¿Qué tienen todos ellos? Ser nueves “totales”, es decir, ser el tipo de delantero que juega y hace jugar, que hace goles y hace hacer goles. Claro, también existen excepciones porque River también tuvo 9 tanques clásicos como Bernabé Ferreyra, Artime, Morete, Funes, Centurión o Borré.
Cuando llegó Pratto sus antecedentes no se adaptaban a las características del 9 promedio de River, pero tampoco mostraba (a pesar de su apodo) las características de un nueve tanque. Mi duda era la siguiente: ¿qué lo diferenciaba de no ser un fracaso de apellidos rutilantes como el de Batistuta, Pizzi, Esnaider o Pavone? ¿Qué nos hacía suponer que no navegaría el mar de una mediocre medianía como apellidos tales como Balbo, Cardetti, Farías o Abreu?
Sin embargo, no hay nada más lindo que el fútbol porque en él danzan la causalidad con el azar, lo teleonómico con lo teleológico. Lástima que muchos que aman al fútbol no puedan observar que es allí donde está lo hermoso del fútbol y prefieran las causalidades momificadas contrafácticas y/o tautológicas.
En este River hay una diferencia cualitativa frente a los River posteriores a La Máquina y La Maquinita, a saber, tiene al hombre más decisivo en 60 años: Marcelo Daniel Gallardo. Lo afirmo porque Labruna, Veira y Ramón nos dieron grandes glorias y les sobran virtudes irrefutables, pero siempre sus logros fueron sustentados en megacracks. Tanto es así que cualquier idea de formar grandes equipos en River suponía contar con megacracks y no había evidencia histórica de lo contrario. A diferencia de ellos, Gallardo fue el alquimista que transformó un equipo formado por jugadores medianos (la mayoría de los cuales hubieran sido apenas suplentes en los River de Labruna, de Veira o de Ramón) en puntales del reinicio de la senda del glorioso porvenir de River.
Y acá va lo que quiero decir: Pratto es al siglo XXI de River lo que fue Bernabé Ferreyra fue al River del siglo XX. 110% mérito de Pratto y 110% mérito de Gallardo, porque el fútbol no es reducible a los estrechos límites de la cuantificación matemática.
Pratto, te metiste de lleno en el corazón de quién escribe. Mientras yo viva, prometo hacer todo lo posible para que River nunca olvide a Pratto porque nunca jamás podremos agradecerte lo que nos regalaste. Creo representar a los hinchas de River al momento de desearte que seas tan feliz en tu vida como nos hiciste a todos nosotros.
Y respecto a Gallardo, él ya no es un capítulo en la historia de River, él es un tomo completo de ella.
Finalmente dejo la esfera de la diosa razón y entro en la metafísica para agradecer: ¡Gracias destino por dejarme ser testigo de lo que conocí por medio de los libros de historia de River! ¡Gracias destino por obsequiarme la Cruz del Sur al hacerme de River!