Hay polos que no deben unirse, cosas que necesitan ser diferentes porque para los sujetos que los adoptan son hipótesis de perfección. Son polos que van desde lo político (Izquierda-Derecha), pasando por lo deportivo (River-Boca), hasta llegar a la cultura pop (Capitán América-Iron Man, Batman-Superman). El rock no puede ser abstraído de la polaridad que necesariamente produce, como contraparte, una hipótesis de perfección. Su ideal es lo “auténtico” y se opone a lo “comercial”. Desde mi punto de vista, AC/DC siempre fue auténtico. Una muralla que se presentaba como invencible a las poses de moda a lo largo de cuatro décadas de rock. Comercial era muchas otras bandas y buena parte de ellas no se molestaron en esconderlo. Pero existían bandas que eran la quinta columna en el rock, aquellos que pasaban por auténticos y eran tremendamente comerciales. Los Guns N´ Roses fueron durante varios años el buque insignia de todo lo
insoportable de las poses impostadas en el rock. Sus legiones de fanáticos de pelo largo con crema de enjuague, que hacían sentir muy masculino a la más femenina de la mujeres, fueron una plaga que vejaron el buen nombre de rock durante los ´90 y Axl Rose era su modelo a seguir. Es por eso que todavía no puedo digerir que ese señor, ahora gordo y en sentado en una silla, sea la voz de mi amado y perfecto AC/DC.
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