Desde una dimensión desconocida, donde la amistad es un valor absoluto, llegó a mí el siguiente relato sobre una conversación entre dos amigos. Ambos cuentan con cuatro años de edad y viajaban en el asiento trasero de un auto:
-Mirá lo que tengo puesto!!! –dijo E mientras se levantaba el buzo.
-La remera de River!!! Vamos River!!! –contestó N con una gran sonrisa.
-Pero vos sos de Boca??? –respondió E sorprendido.
-Es que me pongo contento por vos, que sos de River y mi amigo –sentenció N.
Desde que me contaron esa conversación no puedo dejar de pensar que el
error de Rousseau respecto al buen salvaje. No obedece a su metafísica o a su
concepción ahistórica de la naturaleza humana. En realidad se equivocó
en el tiempo: no es en el pasado donde se encuentra el buen salvaje, es
en un futuro (probable).
Sin embargo, esa dimensión desconocida, sus nociones de amistad y la charla en el asiento trasero del auto, pudieron haber no sido.
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